Abriendo la puerta a una Vida Plena
Querido lector, a principios de este año empece un proyecto de administración de contenido –Una app– que uso para publicar este sitio web. Eso me llevo a leer la mayoría del material que he escrito con el paso de los años.
Tengo artículos desde 2013 donde estaba tratando de encontrar mi voz y mi propósito –además de aprender a escribir con acentos–. Un tema recurrente que noté es que en cierto momento mi retórica se convirtió en algo demasiado denso. En 2015 perdí a mi madre. O al menos así lo entendí en ese momento. El trauma y las emociones eran demasiado intensas para mi, aunado a mi falta de inteligencia emocional eso se convirtió pues en una pinche tormenta en un vaso de agua. No solo eso, también se convirtió en El Tema de mi vida.
Lo noté en la poesía que escribí en esos años
Leer de nuevo este contenido me dejo ver esos años de mi vida en retrospectiva. Y de alguna tomar sentí estar viendo una película muda en blanco y negro, donde los actores transmiten la actitud de tiempos difíciles. Y así era para mi. Pasé 5 años de mi vida en esta situación, claro los 2 primeros fueron negación pura, evitando lidiar con lo que sentía.
Gracias a el trabajo que hice en 2018 y 2019, en cierto momento empece a despegarme de esa tristeza. O mejor dicho reconocer que yo no era mi tristeza y no necesitaba abusar de dicha emoción.
Mi mejor amigo
Nada repugna más al ser humano que el camino que ha de llevarlo hacia si mismo.
– Herman Hesse
Querido lector, el día de hoy hablaba con mi amiga Dey sobre mi resolución a despegarme de ese sentimiento de tristeza en una forma consciente. No que no lo haya hecho ya, pero no lo he hecho de una forma consciente.
— “A algún lugar te tiene que llevar esa emoción” dijo mi amiga Dey
— “¿Sabes a dónde creo que me llevo?”, “Creo que me llevo hacia mi mismo”, respondí.
Esa es la lección que aprendí de este tormento existencial. De hecho fue mucho más que una lección, fue un proceso de transformación que me llevo a poder enfrentarme a mis propios sentimientos y pensamientos.
Había pasado demasiado tiempo buscando afuera lo que solamente podía encontrar en mi mismo. Era tiempo de despertar del sueño en el que había vivido toda mi vida. Fue el trauma que sufrí el que me finalmente me forzó a dejar de lado los miedos de ver en mi interior. Fue ahí donde encontré compasión y mi amor propio autentico; no el cariño condicional con el que me había tratado a mi mismo a través de mi ego.
Me convertí en mi mejor amigo y desde entonces hasta ahora tengo una relación impecable –libre de pecado– conmigo mismo. Me doy cuenta de que hoy, vivo lo que pregono. Soy la persona que quiero ser, o por lo menos soy la parte fundamental de la persona que quiero ser. Doy gracias por ello.
La lección que no había terminado de aprender.
Si bien estoy agradecido de estar en donde estoy. Creo que pude llegar aquí un par de años antes. Y esa es la lección que parece que no termino de aprender. Durante los primeros dos años de ese periodo de tristeza, evadí mis sentimientos. Los negué más que Pedro a Jesús, y al igual que Pedro yo también tenía miedo.
En retrospectiva, pienso que tengo que poner más atención en evitar que el sufrimiento me vuelva miserable.
El sufrimiento es inevitable, sentirse miserable es completamente opcional.
– Dr. Stephen Covey, Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.
Querido lector, no voy a alargar esta parte porque creo es como llorar por la leche derramada. Un ejercicio en desperdicio de tiempo. Es lo que pasó, es cómo pasó; pero lo más importante es que ya pasó.
Solo estoy haciendo la nota, porque creo que es importante no desperdiciar el tiempo que tenemos en este mundo en cosas que no son importantes para nosotros. El día de hoy tengo principios, herramientas y sistemas que me dejan ver el mundo en una forma diferente. Quiero estar seguro de que esto, si me vuelve a pasar en el futuro, no me determine.
Una vida plena, significativa y satisfactoria.
Vivir en plenitud es precisamente eso, tener una vida plena, significativa y satisfactoria.
Tengo cierta ventaja el día de hoy, porque ya se que es lo que le da sentido a mi vida. Entiendo que me da felicidad, y mientras más lo hago más me convierto en esa persona que quiero ser.
Escribo estas líneas para ti querido lector; con la esperanza de que mi experiencia te pueda servir para encontrar tu propio camino. Este trabajo que hago lo hago con cariño y con las mejores intenciones. Es como plantar un árbol del cuál no habrás de ver los frutos. Hacerlo me llena de satisfacción, y ejercita el propósito de mi vida. Es pues un ganar ganar en toda la extensión de la palabra.
El día de hoy decido desprenderme de esos años de tristeza, agradeciendo por lo que me han dejado. El día de hoy me comprometo conmigo mismo a vivir una vida plena. A abrazar la vida con consciencia y dispuesto a enfrentar todo lo que venga con la mejor de mis actitudes. Y aunque puedo decir que llevo más de 3 años haciendo esto, no había estado comprometido de está de esta manera.
Ver rápidamente en el pasado me ha permitido dilucidar con claridad que el día de hoy no soy la persona que fui. Más aún, me he dado cuenta de que amo sinceramente a la persona que soy hoy. Y que quiero seguir haciendo más de lo que me ha traído hasta aquí.
Al final de mis días, quiero voltear a ver mi vida y saber como dice la canción, he sido un hombre simple.
Se un hombre de tipo sencillo, algo que puedas amar y entender.
Eso es lo que quiero para mi vida querido lector, ser un hombre sencillo; algo que puedo amar y entender.
Gracias por acompañarme una vez más querido lector; como siempre te deseo que lo divino te llene de bendiciones a ti y a quienes amas, nos vemos la próxima.
Crédito de la imagen: Woman Walking on Bed of Tulip Flowers
