Iaax Page

El peligro de vivir en el pasado

27 jun 2022, 17:44

Querido lector, la semana pasada –alrededor del 21 de Junio–, no tenía idea de que escribir. Aún no soy alguien que escribe en forma natural. Si bien tengo cierto talento para agregar palabras de cierta forma que sean agradables al oído –una herencia de la vida de poeta que decidí no vivir–. Lejos estoy, de considerarme un escritor.

He fallado por lo menos 20 veces en desarrollar el hábito de convertirme en alguien que escribe todos los días. Pero la última vez que lo intente, desarrolle una lista de temas que estaba seguro me permiten aportar valor a la vida de –quien como tú– decide leerme. Pasé aproximadamente 2 horas buscando en todos los lados imaginables la lista de títulos. No los encontré.

Empezaba a sentirme frustrado hasta que reconocí el patrón del engaño. Estoy buscando en el pasado algo que puede o no existir. Estoy buscando algo que me está distrayendo de mi objetivo de escribir todos los días. Estoy desperdiciando mi tiempo.

Lo pude ver de forma clara “Escudriñar en el pasado nos impide vivir y crear en el ahora”. Si bien tomar el pasado como referencia para solucionar nuestros problemas actuales, tiene mucho mérito. Hay que saber diferenciar entre la investigación sobre temas concretos, y cuando uno se está excusando para evitar hacer las cosas que, o no se tienen ganas de hacer, o se tiene miedo de hacer.

Quiero aprender de este error y dejarlo de lado de una vez por todas. Lo he convertido en una muletilla que he utilizado en una forma consistente en los últimos años de mi vida; es hora de poner un alto definitivo.

Cuando tenía 19 años terminé mi relación con mi primer amor –esa historia no la voy a contar aquí–. Solo para pasar 5 años hablando de ella. Debí haber soltado antes. Debí dejar de pensar en lo que había perdido y aprender a agradecer que Dios me dio la oportunidad de tenerlo.

Mis amigos de entonces sabían que en cierto momento en la fiesta, empezaría a hablar de ella. Su paciencia al principio fue increíble. Pero como la comedia es tragedia más tiempo. Mi dolor en cierto momento se convirtió en un chiste.

En algún momento, tuve un ataque de ansiedad. Pensé –en una forma por demás dramática– que nunca tendría un amor mejor, me empecé a recriminar por los errores cometidos. Me lancé en picada hacia el abismo de la desesperación emocional, cual acróbata aéreo se lanza en un rizo descendiente. Mi desesperación fue tanta en ese momento que algo en mi cerebro se activó. Un instinto de supervivencia que siempre me ha rescatado de los momentos en los que yo mismo no puedo solucionar mis problemas. Mi voz interior se activó e hizo repicar todas las alarmas de mi cabeza, como repican las campanas de las iglesias en los pueblos para llamar a misa. Buscando en él –bastante limitado– cuerpo de conocimiento que tenía hasta ese entonces. Algo dentro de mi grito “¡Basta! Esto de sufrir a lo pendejo por alguien que solo queremos que sea feliz es una reverenda estupidez. Deja de mamar ahora mismo. A partir de este momento somos hedonistas. Es decir. A partir de este momento renunciamos al drama innecesario y pendejo, y solo habremos de conocer el mundo a través del placer”.

Respiré profundamente. Sentí como si tomase aire después de haber tenido la cabeza bajo el agua por mucho tiempo. A partir de ese momento, deje de sentir lastima por mi mismo y en su lugar me dediqué a seguir la filosofía de Jim Morrison pensando que el camino de los excesos podría llevarme a la sabiduría infinita. Eso también fue una mentira. Pero al menos era una mentira diferente que no me tenía preso en la cárcel del tiempo.

No importa que tanta confianza tengo en mí, ni que tan alta es la opinión que tengo de mi mismo. La semana pasada me descubrí cometiendo el mismo error que cometí cuando era niño. Quizá lo he hecho en algo mucho menos crítico. Pero aun así lo hice. Y es momento de parar ese comportamiento.

Estaba tratando de escribir un libro sobre la mentalidad y los valores que se deben tener para ser un Freelancer de clase mundial. Pero en lugar de eso voy a escribir el libro que necesito. El libro que me ayude a convertirme de un Freelancer de clase mundial –una persona que vende su tiempo–, en un emprendedor exitoso, con una cultura que valora más a las personas que a las cosas.

Los estoicos dicen que el propósito de nuestra existencia es vivir una vida virtuosa. Este es mi camino hacia esa vida de virtuosa que tanto deseo. Este es el primer paso consciente en esa dirección. La capacidad de aprender rápidamente de mis errores y corregirlos será mucho más importante hoy.

Gracias por acompañarme una vez más querido lector; como siempre te deseo que lo divino te llene de bendiciones a ti y a quienes amas, nos vemos la próxima.